Indiana Jones en busca del arca perdida (1981)

                                          


Esta semana toca todo un clásico del género de acción (aunque es más de aventuras), dirigido por Steven Spielberg a partir de un guion de Lawrence Kasdan basado en una historia de George Lucas y Philip Kaufman. Ambientada en 1936, la película la protagoniza Harrison Ford como Indiana Jones, un arqueólogo trotamundos que compite contra las fuerzas de la Alemania nazi para recuperar el perdido hace mucho arca de la alianza, que se dice que puede convertir a un ejército en invencible. Uniéndose a su duro ex interés romántico, Marion Ravenwood (Karen Allen), Jones corre para detener al arqueólogo rival René Belloq (Paul Freeman), que guía a los nazis hasta el arca para que se hagan con su poder. Lucas concibió la cinta a principios de los setenta, buscando modernizar el cine serial de la primera mitad del siglo veinte, desarrollando la idea junto a Kaufman, quien sugirió el arca como meta del filme.

Finalmente, Lucas se centró en desarrollar su película de 1977 ya analizada aquí, La guerra de las galaxias.  El progreso de En busca del arca perdida continuó ese mismo año cuando compartió la idea con Spielberg, quien se unió al proyecto varios meses después. Mientras la pareja pensaba ideas para las escenas peligrosas de la cinta, contrataron a Kasdan para rellenar los huecos narrativos entre estas. El rodaje comenzó en junio de 1980 con un presupuesto de 20 millones de $, concluyendo en septiembre. Se filmó en platós de los estudios Elstree y en localizaciones como La Rochelle. Para su estreno en 1981 era un título poco esperado en comparación con su competencia directa, Superman II, continuación de las aventuras del personaje de DC. Sin embargo, logró superarle en taquilla durante todo un año, al igual que se ganó la aclamación de crítica y público por mezclar humor y acción. 

La película arrasó en la edición  54º de los  Óscar y además ganó un BAFTA, porque es de las mejores y porque ha tenido reflejo en la cultura popular, donde Indiana Jones es sinónimo de espectáculo y que ha dado para cuatro filmes más: El templo maldito, La última cruzada, El reino de la calavera de cristal  y El dial del destino, además de las aventuras del personaje de joven en una serie televisiva. 

                                                  


En 1936, el arqueólogo estadounidense Indiana Jones recupera un ídolo de oro de un templo repleto de trampas cazabobos en Perú. El arqueólogo rival, René Belloq,  lo acorrala y le roba el ídolo; Jones escapa en un hidroavión de flotadores que le espera. Tras regresar a los Estados Unidos, Jones es informado por dos agentes de inteligencia militar de que fuerzas de la Alemania nazi están excavando en Tanis ( Reino de Egipto), y que uno de sus telegramas mencionan al ex mentor de Indy, Abner Ravenwood. Jones deduce que los nazis están buscando el arca de la alianza, que Adolf Hitler cree que hará invencible a su fuerza de defensa. Los agentes reclutan a Jones para que sea el primero en recuperar el arca. 

En un bar en el reino de Nepal, Jones se reúne con la hija de Ravenwood, Marion, con la que Indy  tuvo una vez una relación ilícita., enterándose de que su mentor está muerto. El bar se incendia durante un altercado con el agente de la Gestapo Arnold Toht, quien llega para llevarse un medallón que tiene Marion. Toht intenta recuperarlo de las llamas, pero sólo logra quemar su imagen en su mano derecha. Jones y Marion toman el medallón y huyen. 

                                                                   


Viajando a El Cairo, la pareja se reúne con el amigo de Jones, Sallah, quien revela que Belloq está ayudando a los nazis, quienes han fabricado una réplica incompleta del medallón de las quemaduras de la mano de Toht. Soldados y mercenarios nazis atacan a Jones, y Marion es aparentemente asesinada, dejando a Indy decaído. Un imán descifra el medallón a Jones, revelando que un lado porta una advertencia acerca de profanar el arca, y que el otro lleva las medidas completas para el "bastón de Ra", un artilugio utilizado para localizarlo. Jones y Sallah se percatan de que los nazis están cavando en el lugar equivocado, infiltrándose en la excavación nazi y usando el medallón y el bastón de Ra  con la medida correcta para localizar el pozo de almas, el lugar de descanso del arca. 

                                                                  


Recuperan el arca, un cofre dorado y decorado elaboradamente, pero Belloq y los nazis los descubren y se apoderan del objeto. Jones y Marion, a quien Belloq ha tenido presa, son sellados dentro del pozo, pero la pareja escapa e Indy toma un camión que transporta el arca. Junto con Marion, Jones planea transportar el arca hasta Londres a bordo de un carguero. Un submarino alemán intercepta el carguero y confisca el arca, además de volver a secuestrar a Marion; Jones aborda encubiertamente el submarino, y el navío viaja hasta una isla en el mar Egeo , donde Belloq tiene la intención de poner a prueba el arca antes de presentarla a Hitler. 

En la isla, Jones embosca al grupo nazi y amenaza con destruir el arca, pero claudica ante Belloq cuando este deduce que Indy  nunca destruiría algo tan históricamente significativo, también conjeturando que el protagonista quiere saber sí el poder del arca es real. Los nazis retienen a Jones y Marion en el sitio de pruebas mientras Belloq abre ceremonialmente el arca , aunque sólo encuentra dentro arena. Por orden de Jones, él y Marion cierran sus ojos para evitar mirar al arca abierto, ya que libera espíritus, llamas y rayos energéticos que matan a Belloq, Toht y a los nazis reunidos antes de sellarse del todo. Jones y Marion abren sus ojos sólo para hallar la zona libre de cuerpos y con sus ataduras desatadas. 

                                                                    


De regreso a Washington DC, el gobierno estadounidense recompensa  a Jones por asegurar el arca. Pese a la insistencia de Indy, los agentes afirman solamente que el objeto ha sido trasladado a un lugar indeterminado para que  sus "expertos" puedan estudiarlo. En un enorme almacén, el arca es empacado y guardado entre otras incontables cajas. 

¿Qué hay de cierto y falso en Indiana Jones sobre la arqueología? Lo primero es que es la búsqueda del hecho histórico y lo segundo es que no suele haber profesores de esta materia que ejerzan en sus ratos libres de aventureros. Otro dato que sí es cierto es que Allen encarna en la saga al verdadero amor de Indy, una Marion  dura de carácter  pero muy vivaz. En el apartado de los villanos, Toht deja un momento muy traumático para estar ante una película que se considera familiar, para todos los públicos. De los otros aliados, mencionar que Sallah y Marcus Brody volverán en La última cruzada, secuela directa de esta. Una curiosidad, de muchas, es que Hermann Dietrich, un arrogante coronel alemán enemigo de Indy, está interpretado por un actor  de la misma nacionalidad  cuyo abuelo fue prisionero de guerra en Inglaterra. 

                                                   


Esta película se puede disfrutar tanto de niño como de adulto, da igual las veces que se haya visto. El paradigma que entre Lucas y Spielberg crearon para  los filmes de acción  y aventuras aún espera  ser sobrepasado, algo difícil pero no imposible que pase. No hay personaje secundario de relleno, todos han quedado en el imaginario colectivo, desde Simon Katanga, capitán del barco de vapor, hasta el amigo de Indy que le rescata en la épica escena inicial, en la cual el director homenajea a los seriales clásicos de los años 30. Ahí va otra curiosidad: el veterano doble de riesgo Terry Richards, que ha trabajado en cuatro entregas de James Bond,  ha sustituido a Luke Skywalker  y a Rambo, es quien resulta famosamente abatido por Indiana Jones de un tiro para no tener que luchar contra él. 

Realmente Indiana Jones  cambió la arqueología, al menos la parte que concierne al trabajo de campo, como recogen diversos números posteriores al año de su estreno la revista National Geographic.  Fue también la iniciativa de un grupo creativo de cineastas  judíos que  con el personaje pretendían transmitir la idea de que los nazis eran los villanos definitivos, ya que estos iban tras el MacGuffin de la película, el arca. El héroe tenía que detenerlos a base de puñetazos , al estilo de las películas de aventuras de los 50 pero adaptado a los ochenta, que era lo que buscaba Spielberg, y a la vista está que acertó de pleno, aunque entonces era una decisión difícil que triunfó por los pelos. Toda la lluvia de ideas tirada por Lucas, Kaufman y Kasdan para la primera aventura de Indy  dio lugar a la cinta que hoy conocemos de memoria. 

Indiana Jones en busca del arca perdida se convirtió en historia del cine por hacer una película centrada alrededor de un atraco a una reliquia con descaro y emoción, elementos claves para la aventura. Más de 40 años después, sigue asombrando como a Allen le tiraron serpientes reales  o como Tom Selleck casi  se queda con el papel que Ford ya ha convertido en suyo. Otro de los aspirantes, Harry Hamlin, nunca llegaría a trabajar con Spielberg porque habló de él a sus espaldas  cuando hizo la prueba para el papel. El de la actriz es también un personaje  icónico y moldeado como en las damas clásicas del género. Como ya pasara en la otra saga de Lucasfilm, el rodaje fue lo más parecido a hacer una gira  en busca de tesoros secretos en lugares exóticos donde la pareja protagonista rivaliza con Belloq, el villano encarnado por Freeman. Y por si fuera poco, con la música de John Williams de fondo.

El avión alemán que aparece en la escena en la que Indy debe huir con Marion pero para ello debe luchar contra un enorme esbirro calvo estaba basado en un prototipo que según los expertos no debía volar, de ahí que tras ser diseñado y montado al final acaba siendo detonado. Es un momento emblemático y minuciosamente coordinado para que saliera perfecto. Es el tipo de filosofía que hizo posible que quedaran en la memoria colectiva otras obras de Spielberg como Parque Jurásico  o ET. Merito tuvo el que cuando las caras de los villanos, como Toht, se derritieron al abrirse el arca, se filmase  sin usarse imágenes generadas por ordenador porque todavía faltaban unos años para que la tecnología avanzase. Los fondos se hacían por pintura mate, a mano, artesanalmente. Y la búsqueda de vestuario hizo que la fedora  de Jones se convirtiese en un objeto con vida propia. 

El arca perdida que Indiana Jones encontró no es una reliquia que te puedas encontrar en un museo, pero réplicas como las usadas sí se han visto luego exhibidas en tiendas de antigüedades  o giras de espectáculos itinerantes. Probablemente fue esa la estrategia de Hollywood para estrenarla el mismo verano que la secuela de Superman,  que iba a ser el gran éxito de la temporada según las predicciones de la prensa. Fue una época peculiar en la taquilla, con propuestas como la nueva comedia de Blake Edwards, SOB,  una sombra de su magnífica Desayuno con diamantes, o las primeras copias pirata distribuidas en vídeo de El retorno del Jedi, aún pendiente de estreno sin acabar de filmarse.  En general fue un buen año en lo que a la taquilla se refiere pese a la crisis de confianza de los grandes estudios, y Spielberg iniciaba en el 81 su reinado como líder absoluto de la cima de largo recorrido.

                                                                


El triunfo internacional de la película hizo que la misma se reestrenase varias veces a lo largo de los años, permaneciendo en su inicio varios meses en cartel. Indiana Jones fue un héroe irreal para los 80, diferente de Superman o de la tripulación  original de Star Trek, pero su presentación bien valía el metraje y era lo que llenaba las salas, donde compartía cartelera con cine más intelectual o producciones nominadas al Oscar (Rojos, En el estanque dorado). Para el cine estadounidense supuso un renacimiento menor esta historia sobre la vieja arca que daba lugar a una nueva alianza  entre el público y el aventurero con látigo, con la preocupación de sí debía ser para todas las edades, pues quizás era muy aterradora para los menores (el tema de la calificación si repercutiría en la siguiente entrega por la multiplicación de temas fantásticos). 

De cinco Oscar recibidos, el más importante que se llevó fue a los efectos visuales, ya que por ejemplo el de director se lo quedó Warren Beatty. Williams ganó un Grammy por la banda sonora y así  tanto Spielberg como Ford vieron que Indiana Jones se ganó su sitio en la pelea a capa y espada por los premios con mejor reconocimiento fuera de los círculos académicos. Tuvo una próspera vida en el mercado del vídeo, permitiendo así disfrutar a mucha gente de este gran éxito de Hollywood en sus hogares, tónica general durante los ochenta (Paramount dominó dicho campo con este y otros títulos como Superdetective en Hollywood). Por supuesto luego fueron en busca de ese récord en DVD y Blu Ray; también conoció adaptación al cómic, libros, videojuegos, Lego (cuyos decorados nos  transportan al mismo frenesí de la película, honrándola y revisándola) o figuras de Hasbro. Por sacar productos a cual más original, hay hasta velas con la cara de Toht y atracciones en parques temáticos de Disney (se entiende que detrás de esto estuvo Lucas). 

                                                    


1981 fue un duelo a pistolas entre Mad Max, Indiana Jones y Serpiente Plissken, con el arqueólogo aventurero llevándose el gato al agua contra todo pronóstico al  enfrentarse a enemigos reales, los nazis. Una leyenda contemporánea  cuya película cumplió  la función de mito que bebe de la antigüedad clásica y cuyos ecos visuales  aún resuenan en la historia del  cine, desenterrado como una reliquia y elevada a la altura de obras maestras como Ciudadano Kane. En ese cubículo  que es el celuloide, la construcción de un héroe de un pasado regresivo tiene más influencia de lo que parece en los que vendrían en los 90. Como inciso, recordar que el actor original de Superman  vivió la utopía y el retorno de su personaje más célebre  con aquella excelente En algún lugar en el tiempo.  Ese arquetipo de héroe renació  como el mito  del fascista en El club de la lucha  y Gladiator. 

                                                                  


La imaginería de Indiana Jones es rica en héroes, momias  y tesoros, dando una visión  de la arqueología en el Próximo Oriente muy romántica, propia de las películas. ¿Indy salvó  o robó la historia? Teniendo en cuenta que se concibió como un sosías de James Bond, la escena inicial con el ídolo no debería plantear dudas, pero cuando no está haciendo trabajo de campo se hace pasar  por un elegante y respetado docente. Se centra en recuperar excavando artefactos históricos, pero no pierde oportunidad  en darle lo que se merece a los nazis;  es la peor pesadilla  de la arqueología y es un personaje heroico e inspirador, pero no deja de ser una translocación  de la geografía cultural  y el imperialismo antropológico, sin quitar que es una influencia continua en la cultura popular. Y para Ford fue un continuo ascenso en su carrera al protagonizar a continuación  otro clásico como Blade Runner. 

                                                               


Muy poco se ha hablado de la acusación de plagio que hubo respecto a la película por parte de un tipo que afirmó que había escrito una novela no publicada  cuyas similitudes estaban en los personajes y situaciones, pero la diferencia era que la ambientación tenía lugar en el presente y los villanos, una confederación europea de alemanes y rusos que conspiraban contra Estados Unidos y que lideraba un dictador megalómano. Por lo demás, tenía un profesor arqueólogo estadounidense  de 40 años y su amor perdido, un escenario del Próximo Oriente y el rol místico del arca destruyendo al mal. La cosa no llegó a nada y la película es lo que ha trascendido como franquicia dorada y es responsable directa de que fuera posible el nacimiento del UCM o de que gente como Steven Soderbergh o James Gunn  se dedicasen a la dirección. 

                                                       


La semilla de Indy dio origen a todo el cine de los ochenta, fue el experimento del patio trasero que lanzó una década que se resiste a morir en el imaginario colectivo, con películas de acción que definieron la industria. Presentando escenas con bravura, humor astuto y acción aterradora, En busca del arca perdida es una de las películas de aventura  más consumadamente  entretenida  de todos los tiempos, con un guion magistral  y emocionante y un héroe y unos villanos memorables, en un marco bélico que le va como anillo al dedo. Recuerda en ese sentido a la primera entrega de Kingsman, que tiene ese espíritu aventurero  de los ochenta pero de los tiempos recientes, con una acción que está siempre arriba y que no sabes a donde te llevarán. Spielberg era único, ya volvería a demostrarlo al año siguiente con ET,  superándose a sí mismo desde que arrasó con Tiburón. 

                                                    


La hipótesis de Indiana Jones que se formuló en Big Bang sobre la minimización del papel del protagonista en la trama tiene su coherencia, pero  entonces sus secuelas quedarían como historias de un universo alternativo. En fin, que con esto vamos a dar por concluido este largo análisis y adelantar lo que vendrá en El templo maldito, que se sume en temas como el sexismo o el racismo y es superior al Retorno del Jedi; no es que haya envejecido bien, más bien terriblemente  pero por culpa del agitado debate  de la calificación por edades. Con La última cruzada   se recondujo el rumbo para el final de década  antes de la serie precuela  sobre las crónicas del joven aventurero y el gran vuelco en la historia del género que fue El reino de la calavera de cristal con su nevera a prueba de armas nucleares destructivas y un Indy anciano perfecto. De la quinta no haré mucho destripe por ahora, pero las novelas y algunos juegos tenían mejores tramas. 

                                                               


                                Puntuación: 8


                               














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