El pianista (2002)

                                                                 


 Drama épico biográfico bélico producido y dirigido por Roman Polanski, con guion de Ronald Harwood y protagonizado por Adrien Brody, cuya interpretación es sombría y sobria a la par, algo que no vamos a descubrir a estas alturas del actor estadounidense. Basado en el libro autobiográfico El pianista del gueto de Varsovia (1946), las memorias del Holocausto según el pianista y compositor judío polaco Wladyslaw Szpilman, superviviente del genocidio. El cineasta francés contó con producción británica (Studio Canal) y rodó entre Alemania y Polonia, estrenando en Cannes 2002, con el festival premiando su trabajo con la Palma de oro por la dirección, la interpretación y la adaptación. 

En los 75º Óscar se llevó los premios a mejor director, guion adaptado y actor, pero perdió el de película ante Chicago. También logró el BAFTA a mejor película y director, e incluso arrasó en los César , llevándose mejor película, director y actor. Además, la BBC la incluyó en la lista de las 100 mejores películas del siglo XXI, donde hay bastantes cintas europeas. 

                                         


En septiembre de 1939, Wladyslaw Szpilman, un pianista judío polaco, está tocando en directo en la radio en Varsovia cuando la emisora es bombardeada durante la invasión de Polonia por la Alemania nazi. Esperando una rápida victoria, Szpilman se reúne con su familia en casa cuando se entera de que se ha declarado una guerra de broma (por parte de Gran Bretaña y Francia) a Alemania, pero que la ayuda prometida no ha llegado. 

La lucha dura un mes, con ambos ejércitos, tanto el alemán como el Rojo invadiendo Polonia a la vez en diferentes frentes. Varsovia entra a formar parte del Gobierno general controlado por los nazis. Los judíos pronto son imposibilitados de trabajar o de poseer negocios, y también les hacen llevar brazaletes con la Estrella de David en azul. 

En noviembre de 1940, Szpilman y su familia son obligados a irse de su hogar hasta el aislado y abarrotado Gueto de Varsovia, donde las condiciones sólo hacen empeorar. La gente pasa hambre, los guardias de la  SS son brutales y los niños famélicos son abandonados entre todos los cadáveres que pueblan el lugar. En una ocasión, los Szpilman observan a la SS matar a una familia entera en un apartamento al otro lado de la calle durante una redada, incluyendo el lanzamiento de un hombre postrado en una silla de ruedas desde una ventana. En otra ocasión, Szpilman ve a un guardia de las SS torturando a un joven hasta matarlo detrás de un muro mientras pasea por el gueto. 

                             


El 16 de agosto de 1942, Szpilman y su familia van a ser transportados al campo de exterminio de Treblinka como parte de la Operación Reinhard. Pero un amigo de la policía del gueto judío reconoce a Wladyslaw en el punto de carga nazi y lo separa de su familia. Pasa a ser un trabajador esclavo, y se entera de una inminente revuelta judía. Ayuda a la resistencia en el contrabando de armas en el gueto, y en una ocasión casi  evita a un guardia sospechoso. Finalmente Szpilman logra escapar, yéndose de incógnito con la ayuda de un amigo no judío, Andrzej Bogucki, y su esposa, Janina. 

En abril de 1943, Szpilman observa desde su ventana como se produce el levantamiento del gueto de Varsovia, al que él ayudó, desplegarse y luego en definitiva fracasar. Después de que una vecina descubra a Szpilman en el piso, es obligado a huir a otro escondite. La nueva habitación tiene un piano dentro, pero se ve obligado igualmente a permanecer en silencio mientras comienza a sufrir ictericia. 

En agosto de 1944, durante el alzamiento de Varsovia, el Ejército Nacional ataca un edificio alemán al otro lado de la calle del escondrijo de Szpilman. Proyectiles de un tanque Panzer IV alcanzan el apartamento, obligándole a huir. En el curso de los siguientes meses, se completa la destrucción de Varsovia. Szpilman se queda solo buscando desesperadamente un cobijo y víveres entre las ruinas. 

Szpilman finalmente se abre camino hasta una casa donde halla una lata de pepinillos en vinagre. Mientras trata de abrirla, es visto por un oficial de la Fuerza de Defensa nazi, Wilm Hosenfeld, quien se entera de que es pianista. Le pide a Szpilman que toque en un gran piano en la casa. El decrepito Szpilman logra tocar la balada 1º de Chopin. Hosenfeld le deja esconderse en el ático  de la casa vacía, que es usada brevemente como centro de operaciones, y regularmente le provee de comida. 

En enero de 1945, los alemanes se retiran por el avance del Ejército Rojo. Hosenfeld se encuentra con Szpilman por última vez, prometiendo que le oirá tras la guerra en la radio polaca. Antes de irse, Hosenfeld le da a Szpilman un gran paquete de comida, así como  su  abrigo para mantenerse caliente. 

En primavera de 1945, antiguos presos  de campos de concentración nazi pasan al lado de otro para prisioneros de guerra soviético donde están detenidos soldados alemanes capturados a los que insultan. Hosenfeld , uno de los prisioneros,  oye a un  preso liberado lamentarse por su antigua profesión como violinista. Le pregunta si conoce a Szpilman , lo cual confirma, y Hosenfeld quiere que le pida a este, para devolverle su favor, que le suelte. Luego, el violinista y Szpilman llegan hasta el campo de prisioneros pero lo hallan abandonado. 

Tras la guerra, Szpilman vuelve a la radio polaca, donde interpreta el Andante spianato y Gran Polonesa brillante ante un público numeroso y prestigioso. Un epílogo afirma que Szpilman murió en 2000 a los 88 años, mientras Hosenfeld murió en 1952, aún en cautiverio soviético. 

                                       


Polanski quiso como protagonista a Joseph Fiennes, pero no pudo ser por problemas de agenda. Buscaba a alguien con experiencia en Hollywood y en el teatro para hacer de pianista. El cineasta quería volver a rodar otra obra maestra como antaño, deseando además reflejar la tragedia que pasó su gente en el gueto. En el filme la música tiene un papel determinante para contar lo que pasa. Muy buenas actuaciones y en su conjunto todo es dramáticamente conmovedor, por tanto el mejor trabajo de su director en muchos años. Es pródigo en el uso de la fotografía para darnos una mejor visión de una época peor que no debería estar repitiéndose nunca más.

                                     


El pianista  es el verdadero recuento de la supervivencia de un solo hombre en el gueto de Varsovia contra todas las probabilidades, igual que Robinson en los mares del sur  pero con el Holocausto de fondo. 

                                     Nota: 8,5

                                           




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