X-Files: Creer es la clave (2008).
Cree
de nuevo
Chris
Carter se hacía cargo de la dirección de su más famosa creación
( muchos han olvidado que también produjo Millennium)
elaborando así mismo un nuevo guion junto a Frank Spotnitz para
este segundo largometraje tras el de 1998 (Expediente X), el
cual ya se analizó en esta página. Regresan tres actores
principales de la serie televisiva, es decir, David Duchovny,
Gillian Anderson y Mitch Pileggi, cuyas reapariciones reviven a sus
respectivos roles de Fox Mulder, Dana Scully y Walter Skinner. Los
temas basados en la mitología habitual se abandonan y se quedan
reducidos en un trasunto de novela de terror muy similar a aquellos
episodios de Monstruo de la semana cuyos personajes campaban
alrededor de los investigadores de lo paranormal en la Fox.
Se
suponía que esta entrega debía ir tras la conclusión de la
novena temporada de la serie, pero quedó paralizada hasta que
comenzó su rodaje definitivo en Vancouver y Coquitlam, (Columbia
Británica, Canadá), dónde Expediente X tuvo su
lugar de rodaje las cinco primeras temporadas hasta su traslado a Los
Ángeles, para llegar a los pocos meses a los cines del mundo entero.
Scully, antigua agente del FBI, ahora trabaja en un hospital
católico, dónde está tratando a un chico que padece la
enfermedad de Sandhoff, un desorden del metabolismo. Por su parte, su
antiguo compañero Mulder ha estado desaparecido desde La verdad,
el doble episodio que ponía punto final a la serie y ahora le
reclaman para investigar una serie de desapariciones de varias
mujeres en Virginia.
La
pareja es llevada hasta Washington DC, dónde la agente Dakota
Whitney (Amanda Peet) consulta con Mulder para que le ayude
en un caso,dado que él es un experto en lo paranormal y así dar con
pistas. Hallan una muy evidente: un brazo humano amputado
perteneciente al Padre Joseph Fitzpatrick Crissman (Billy
Connolly), un antiguo sacerdote expulsado por abusar
sexualmente de niños. Luego aparece una segunda mujer que va
conduciendo hasta su casa tras nadar en una piscina municipal
cubierta y que es perseguida y secuestrada por un siniestro
camionero llamado Janke Dacyshyn (Callum Keith Rennie), que en
realidad transporta órganos humanos en Richmond, también en
Virginia, junto a su amigo Franz Tomczeszyn, que sufrió un
trasplante de cabeza tras una operación quirúrgica.
Los agentes
hallarán entre los restos humanos altos contenidos de sedante
para animales y lo más conmovedor y espeluznante de la película, un
perro guardián de dos cabezas, suficiente para detener a ambos
socios por robo de órganos y sobretodo para someter otra vez a
Tomczeszyn a un nuevo trasplante de cabeza. Finalmente, Scully, al no
poder dar con Mulder, llama por teléfono a su antiguo jefe,
Skinner, para que le ayude.
Rob
Bowman, el cineasta que dirigió la anterior entrega, rechazó volver
a ponerse tras las cámaras pese a su experiencia en varios
episodios de la serie. Tuvo cierto interés pero para entonces ya le
había cogido el gusto a los largometrajes, habiendo realizado
películas como El imperio del fuego o Elektra,esta
última basada en un personaje secundario de Daredevil ,el
famoso cómic de Marvel, con guion de Zak Penn. Su espantada vino
motivada porque el argumento giraba en torno a algo completamente
diferente a lo que filmó una década atrás. Carter tomó la
decisión de dirigirla él mismo y Duchovny fue la primera estrella
confirmada.
Spotnitz
justificaba la elección de la ciudad canadiense, ya que allí
transcurrían los rodajes de producciones hermanas como Millennium
o Los tiradores solitarios. Lo que no fue muy acertado era la
no inclusión en la trama de personajes como Monica Reyes, la agente
que aterrizó en la serie en sus dos últimas temporadas. Al menos la
música volvía a ser compuesta por la misma persona que hizo la
banda sonora original, Mark Snow, ya que no hubiera tenido sentido
que la segunda película la hubiera compuesto otro compositor. Tras
la cancelación en 2002, Carter y su equipo veían crucial sacar una
continuación y por eso contactó con Snow, que residía en Londres,
así que visitó a su músico de confianza para que grabase en su
estudio de Reino Unido, supervisado por Spotnitz.
La
música es muy diferente a la del filme previo de Expediente X,
ya que la mitología de aquella seguía de cerca al Sindicato y a
los Colonizadores, mientras que aquí enfatiza la relación entre
Mulder y Scully mediante el uso de silbatos y dejando de lado las
trompetas y los instrumentos de viento y madera. También empleó
muchas trompas, trombones, pianos, arpas, violines, violas,
violonchelos y bajos eléctricos. Como extra, el grupo británico de
trip hop Unkle grabó su propia versión del tema principal usando
monedas sobre las cuerdas de un piano preparado para la ocasión,
obteniendo un sonido que recuerda a la banda sonora de Pozos de
ambición.
La
expectativa era máxima. Sacaron antes del estreno una novelización
de la película escrita por Max Allan Collins, autor de relatos de
Dick Tracy, enfocada al público juvenil. Su posterior paso
por taquilla se vio perjudicado por la enorme popularidad de la
nueva entrega de Batman, El caballero oscuro, por lo que un
servidor cree que habría sido clave elegir otro momento para salir
al aire y evitar tal fracaso. Esta secuela me parece muy suelta,
tediosa,extraña y curiosamente fuera de lugar y de contexto,
provocando un efecto de muy mala muerte que plagia sin
contemplaciones y de forma muy sosa a Seven , sobre todo en el
tema de los cuerpos destripados. Solo se salva la siempre estupenda
Gillian Anderson del confuso entramado de esta entrega de Expediente
X cargada de chorradas.
En
cuestiones de moralidad prefiero las presentadas en El caballero
oscuro, ya que en el filme de Batman hay una lectura más
extensa que no se queda en el bien y el mal, sino que profundiza en
las decisiones que tomamos, lo cual no es nada equívoco, pues es lo
que hace bueno al mejor capítulo de la trilogía del murciélago.
Se nota que Carter se traicionó a sí mismo, pues jamás debió
renunciar a su filosofía y por tanto tendría que haber regresado
a los elementos más cómicos y post modernos de la serie, algo que
próximamente hará cuando la revise. Al menos conserva los momentos
tensos, pero eso no la salva de ser un claro ejemplo de lo peor que
puedes hacer con una secuela con la que el espectador se pueda sentir
estafado.
Quiero
insistir precisamente en que pasaría si hubiese posibilidad de hacer
otra secuela. Carter debería pasar página de tal fiasco y retomar
esta fecha: 22 de diciembre de 2012, el fenómeno de los mayas, la
conspiración para la catástrofe global de mayor riesgo de esta
nueva era tan inestable que vivimos. O eso es lo que tuvo que pasar
hace años. Por el momento no ha habido respuesta ni nadie que haya
hablado sobre ello, solo silencio. ¿ Se le ha quedado pequeña esta
época a la mítica Expediente X?
Puntuación: 6
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