Hellboy (2004).

Desde el lado oscuro hasta nuestro lado.



El más sobrenatural de todos los super héroes tuvo por fin su película hace más de una década y le puso rostro Ron Perlman,quien estuvo a las ordenes de su buen amigo Guillermo del Toro,que se basó libremente en una de las novelas gráficas de Dark Horse favoritas del buen aficionado a los cómics, Hellboy: Seed of Destruction, del legendario John Byrne y especialmente de su creador, Mike Mignola,que cedió gustosamente los derechos para la adaptación a Columbia.

Tenemos a un demonio llamado Hellboy,una bestia que protege al mundo de la amenaza de lo desconocido a través del equipo secreto conocido como la Agencia de Investigación y Defensa Paranormal, la AIDP. Ni que decir tiene que fue un rotundo éxito de taquilla que dio pie a una secuela, Hellboy II. El ejército dorado. Producida por Lawrence Gordon (Watchmen) y Mike Richardson (La máscara,30 días de oscuridad), la trama comienza en algún lugar de la costa de Escocia,donde con la ayuda del místico ruso Grigori Rasputin (Karel Roden),se intenta liberar a monstruos que acaben con los Aliados.

Rasputin cuenta en su misión con el respaldo del jefe superior de la unidad de asalto de la Alemania nazi,Karl Ruprecht Kroenen,miembro de la Sociedad Thule,un grupo ocultista. Esa noche es también cuando hace su primera aparición Hellboy, que es adoptado por el personaje que encarna John Hurt. Pasan varias décadas y nos hallamos en las entrañas de la Agencia de Investigación y Defensa Paranormal, donde a los anteriores se une un anfibio humanoide llamado Abe Sapien (Doug Jones) y la única integrante femenina del AIDP,a la que da vida Selma Blair, la cual posee habilidades de piroquinesis.


Kroenen y su ayudante (Biddy Hodson) resucitan a Rasputin en las montañas de Moldavia,desatando un sabueso infernal. El director del FBI (Jeffrey Tambor) está indignado con la excesiva temeridad de Hellboy en el asunto tras ver como su padre adoptivo es asesinado por Kroenen,que lo ha degollado y lo ha dejado agonizando con un rosario entre sus manos (la simbología del catolicismo está muy presente dado que Del Toro se crío en dicho ambiente). Como venganza, deberán ir hasta un viejo cementerio a las afueras de Moscú, en Rusia, y dar con Rasputin, que dentro de su cuerpo ocultaba a una bestia con tentáculos conocida como Behemot (Bégimo en su versión española),con forma de hipopótamo y a la que dan muerte lanzando granadas de mano.

El actor que encarna al joven agente colaborador del AIDP es Rupert Evans, al que hemos visto en Ágora y actualmente en la versión televisiva de El hombre en el castillo,la novela de Philip K. Dick basada en un mundo de ficticio en el que Alemania y Japón habrían ganado la Segunda Guerra Mundial. Del Toro consideró para este rol a Jeremy Renner (Los Vengadores de Marvel) e incluso a Jason Schwartzman (El gran hotel Budapest, Fantástico Sr. Fox).

En la versión original se aprecia que la voz de Abe Sapien es la de David Hyde Pierce,el inolvidable Niles Crane de la serie Frasier. Debajo de Samael se ocultaba un actor acostumbrado a dar vida a monstruos, Brian Steele (Underworld: Evolution, Predators). Otros secundarios incluyen a Corey Johnson (Kick-Ass- Listo para machacar), James Babson (La liga de los hombres extraordinarios,Solomon Kane), Kevin Trainor (The Hole) y Angus MacIness (La guerra de las galaxias).

El estreno en nuestro país de lo nuevo de Guillermo del Toro coincidió con un encuentro del director mexicano con los fans españoles de la ciencia ficción en la 22º Hispacon celebrada ese año en Cádiz. Un servidor estuvo allí y aún conservo un grato recuerdo personal del cineasta que mejor fantasía inventa de su mente, en este caso trasladando a la gran pantalla el mundo de Mike Mignola y viendo recompensado su esfuerzo y su inversión con buenas críticas, poniendo Hollywood a sus pies (ahora que están tan de moda los directores mexicanos, se puede afirmar que del Toro fue el pionero junto a Cuarón e Iñárritu).

Las pretensiones populares no pueden deshacer una contradicción tan básica como el hecho de que Hellboy lucha contra el mal metafísico con puro y sustancioso músculo. El señor del Toro prodiga con avidez su característica contextura en el tío de rojo con gran anhelo en su parte más inquietante, cortesía de un enorme Ron Perlman. Pese a la inexactitud histórica de los nazis invadiendo Gran Bretaña del comienzo, la película entera es un festival de chifladura bizarra con mucho corazón y dinamismo. Los efectos especiales pueden aparentemente no ofrecer nada nuevo, pero funciona en su vertiente fantástica y como versión en película de cómic convence.

La banda sonora de Marco Beltrami es otro punto a su favor. Como ya pasara con sus composiciones para Terminator 3: La rebelión de las máquinas y Yo,robot, su estilo está dominado por la percusión y siempre mete de por medio algún que otro bombo.

Puntuación: 6,5

                                       



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